SABIDURÍA
DE LOS HIJOS DE LA LUZ
¡LA MEDITACIÓN UNIVERSAL!
SÍNTESIS AFIRMATIVA
DE LOS VALORES ESENCIALES
Autor: ©Giuseppe Isgró C.
Del libro: AUTOMAESTRÍA, –Self Mastery-.
Meditación
y afirmación metafísica para acceder a la fuente interior del poder y vivir la
plenitud de la vida, desarrollando la conciencia y el potencial de los valores
universales en el ser como un efectivo camino de realización espiritual.
¡Oh,
ser que has entrado
en la
fuente interior de la sabiduría
y
potenciar tu evolución anhelas,
efectúa
la afirmación que sigue,
-el
primer día de la semana,
mientras
te encuentres en terrenal morada-,
en la
noche, antes de dormir,
o, en
la mañana, al levantarte,
y
programa tu existencia
con los
valores universales,
-atributos del Supremo Hacedor-.
sentidos
cósmicos que en el eterno presente
guiarte
han con seguridad.
Para
niños recién nacidos o en cualquier edad: sería deseable que uno de los padres,
por turno, le leyese la afirmación de
Sabiduría de los hijos de la luz, en los días descritos. Los beneficios son
incalculables.
Adelante.
ENTRANDO EN LA FUENTE INTERIOR DE LA
SABIDURÍA Y DEL PODER CREATIVO:
Afirma:
Cada vez que leo Sabiduría de los hijos de la
luz, entro, en forma instantánea, en la fuente interior de la sabiduría y del poder
creativo y desarrollo una mejor visión y comprensión de los valores universales
del amor, de la sabiduría, de la justicia, de la igualdad, de la compensación,
de la fortaleza, de la templanza, de la libertad, de la belleza, de la
conciencia cósmica de los principios y leyes que rigen el universo, de todos
aquellos de los cuales tengo percepción de su existencia y de los que aún
quedan por descubrir, cuya comprensión me permite la practica efectiva de todas
las virtudes, aquí y ahora, en el eterno presente. Hecho está. Así es; así sea.
Ahora, entro en la fuente interior de la sabiduría y del poder creativo en
conexión con el Creador Universal.
Ahora, estoy ya en la fuente interior de la sabiduría y del poder creativo
en conexión con el Creador Universal con pleno dominio de mí y de todas mis
facultades físicas, mentales, emocionales y espirituales, en todos los niveles
y dimensiones.
Guías y protectores espirituales, os pido vuestra asistencia y
protección.
o
¡Oh Creador Universal, guíame, ilumíname, protéjame y asísteme!
Permanezco en el nivel de la
fuente interior de la sabiduría y del poder creativo en conexión con el Creador
Universal cada día mejor; ahora, durante cuarenta y cinco minutos, y cada día
mejor. Leo, medito y reflexiono sobre el contenido de Sabiduría de los hijos de
la luz; aprehendo el significado profundo de todos los valores, conocimientos,
técnicas y aplicaciones prácticas que contiene; los asimilo con facilidad; los
recuerdo e interrelaciono con cualquier clase de experiencia con la que tengan
vinculación y cada vez que en la vida diaria, presente o futura, requiero en
parte o en su totalidad la visión y el saber aquí contenido, instantáneamente
surge, en mi mente, la idea precisa que me guía, certeramente, en la solución
de cualquier situación y en la toma de decisión que deba realizar. Este
conocimiento pasa a formar parte de mi conciencia integral y me permite
desarrollar en su más alto grado de expresión todas las cualidades que
conforman mi ser de acuerdo a los valores universales y en armonía con todos.
Cada vez que leo, medito y reflexiono sobre Sabiduría de los hijos de la luz, desarrollo
en mayor grado mi comprensión de su
contenido y de los valores universales, -atributos divinos- y perfecciono mejor
mi acceso a la fuente interior de la sabiduría de los valores universales y del
poder creativo en conexión con el Creador Universal. Hecho está.
SABIDURÍA DE LOS HIJOS DE LA LUZ
Afirma:
-Estudio las ciencias, las filosofías y las
artes y práctico todas las virtudes de acuerdo con los valores universales.
Me preparo para desarrollar, con la máxima
efectividad, mi misión en la vida y aprendo cómo alcanzar el supremo objetivo
de la existencia humana: La sabiduría y el dominio de las leyes que rigen la
naturaleza, a los seres, y sus interrelaciones, para realizar la gran obra
universal, y dentro de ella, los objetivos que me son asignados por el Orden
Cósmico.
A través de la sabiduría y del dominio de las
leyes que rigen a los seres en el vasto taller que constituye la naturaleza,
ensancho la visión de la conciencia universal y acreciento el sentido
direccional de la vida. Utilizo mi mejor instrumento que es la mente, en todos
sus niveles y facultades: Conscientes, psiconscientes, espirituales y de cualquier otra dimensión energética o
esfera potencial que le sea inherente y proyecto, en forma creativa e
innovadora, de manera segura y efectiva, toda la capacidad de auto-expresión de
la cual soy capaz en las realizaciones personales, alcanzando siempre mejores
niveles de excelencia.
En primer lugar, en cada etapa, me forjo un
objetivo básico en la vida, como una forma efectiva de auto-expresión hacia el
cual encauzar toda mi capacidad perceptiva, comprensiva, creativa, constructiva
y realizadora.
Conozco la dirección en que he de avanzar y
en cuanto tiempo alcanzar la preciada meta, en cada etapa de mi vida.
A través del desarrollo personal constante,
me convierto, cada día más y mejor, en un canal de expresión de la sublime
sabiduría y poder creativo, en la transmisión de un saber eterno que es,
constantemente, fuente donde beben, y lo hacen siempre, todos los seres libres
que se alimentan de los frutos eternos de la sabiduría, en acción constante de
auto perfeccionamiento en pos de grandes ideales que glorifican a la humanidad,
en un mundo de progreso, paz y amor, en la espiral evolutiva, dentro del
Círculo y el Signo Más, es decir, en la Rueda de la Vida y la eterna
polarización de un estado de conciencia a otro más elevado, en las infinitas
estaciones de la vida.
Siempre ha existido un saber profundo. Los
hijos de la luz somos sus canales de expresión, en armonía con todos, de
acuerdo a la voluntad regidora del universo y desde la fuente interior de la
sabiduría, del poder, el amor y la luz. De las moradas superiores donde los
valores universales han sido desarrollados en su más alto grado de expresión,
en forma gradual, de acuerdo al propio requerimiento, percibo, automáticamente,
todo el conocimiento que preciso para realizar, oportunamente, mi obra de vida,
en todas sus fases evolutivas, gradualmente y en tiempo oportuno.
Al perfeccionarme en la ciencia, el arte y la
filosofía universal, en el desarrollo de la Gran Obra, en mi
auto-transmutación, voy tallando y modelando la piedra bruta, hasta convertirla
en cúbica, modelo de perfección y autorrealización, con lo cual me constituyo
en un canal de la Inteligencia Infinita, de la sabiduría perceptiva,
comprensiva y realizadora de los atributos divinos y el inherente poder
creativo.
En estas labores de preparación, llevo a cabo
las siguientes prácticas:
1.
Estudio constante:
Estudio Constante, de todas las ciencias o
ramas del saber humano, con el fin de acrecentar mi visión universal; del
pasado, para saber de dónde proviene todo lo que se conoce, y profundizar el
presente, para ubicarme, adecuadamente, en el desarrollo y ejecución de mi
obra, con lo cual proyecto, con seguridad, la programación de mis objetivos,
conociendo la tendencia natural de los ciclos evolutivos a través de las
distintas épocas pasadas, presentes y futuras.
Estudio los libros sagrados, la filosofía,
los clásicos, la historia y los ensayos de los grandes pensadores de todos los
tiempos y países. Efectúo una síntesis del saber universal, adecuando, en forma
práctica y efectiva, a los fines del espíritu de los tiempos, el conocimiento
que, con mi estudio y dedicación, asimilo.
2. El
poder del amor:
Potencio en mí el amor como valor universal y
virtud, y expreso, en mi ser y en todas mis actuaciones, la sabiduría y
comprensión de las Leyes Cósmicas, el poder y la luz, la vida y la energía
abundante y perdurable, la voluntad divina y la persistencia, la visión y la
conciencia cósmica, cada vez en un mayor nivel
de manifestación, en cualquier plano existencial en que actúo.
Siento un profundo amor hacia todos los seres
y expresiones de vida y, por mí, con lo cual manifiesto el sublime amor hacia
el Creador Universal.
Para cumplir con los propósitos de la Creación,
según los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo, la Gran Ley Síntesis, el Amor, dispone de leyes
ejecutoras cuyos valores universales conforman los sentidos cósmicos o
direccionales del universo y de todos los seres o manifestaciones de vida.
Cada día conozco más y utilizo mejor los
sentidos direccionales conformados por los valores de las leyes universales,
cuyo ejercicio constituye la práctica de todas las virtudes. Con la aplicación
del poder del amor, que se manifiesta en mí a través del sentimiento,
desarrollo, optimizando, el sentido de la sabiduría y de la prudencia.
3. La
Justicia universal:
El valor de la justicia está simbolizado por
la balanza donde se pesan los hechos y los resultados que los mismos arrojan y
el fiel indica la suma existencial cuya carga magnética me ubica,
instantáneamente, en el lugar que me corresponde, en el esquema cósmico.
Comprendo a fondo el valor de la justicia en todas las variantes posibles en la
infinita escala evolutiva y su interrelación con los demás valores universales;
su manifestación es veraz, objetiva, y aún en su mayor rigor, una expresión del
amor, conformando, en los seres, el sentido de la medida, el cual indica
dirección y expresa cuantificación.
Permito que la ley de la justicia mantenga
estable el equilibrio cósmico en mi actual ciclo existencial. Sus principios, y
el de los valores interrelacionados, rigen mi conducta en el cumplimiento de mi
misión cósmica. Desarrollo el sentido de la medida y la conciencia de mis
deberes, necesidades y derechos. Cumplo mis compromisos y permito que los demás
los cumplan conmigo, precisando, siempre, los términos de las obligaciones recíprocas,
en cada transacción, para un perfecto cumplimiento. Respeto el derecho ajeno en
todas sus formas y manifestaciones. La balanza de la justicia guía todas mis
decisiones y acciones.
4. El
poder del orden:
El valor universal del orden es regido por la
ley de afinidad, de acuerdo al veredicto dictado por la ley de la justicia, en
base a cuyo resultado ubica o reubica, a los seres y cosas, por su suma
existencial, grado de afinidad, simpatía o similitud, conformando un sistema y
orden armónico, coherente y equilibrado, en coexistencia unida, como los
eslabones de una cadena, donde, de conformidad al grado evolutivo, cada quien
rige en el grado inferior y a su vez le rige el superior en el cumplimiento de
la propia misión cósmica.
Busco y encuentro el orden cósmico que, de
acuerdo al total de la suma existencial de mi vida y a los Planes del Gran
Arquitecto del Universo, en cada época, me corresponde, en el Quehacer
Universal, el cual acepto y optimizo en pro de mi crecimiento espiritual.
En correspondencia con la Ley de Afinidad,
desarrollo mi sentido del orden y me ubico, constantemente, en el lugar y
tareas que mejor aprovechen mi potencial espiritual. Así es. Así sea.
5. La
ley de la igualdad:
Comprendo el valor universal de la igualdad y
desarrollo, suficientemente, mi sentido de la equidad, frente a la vida, al
esquema cósmico y a la obra por realizar en el quehacer universal, en cada
esfera mental o grado evolutivo.
La ley de la igualdad permite que yo tenga
iguales oportunidades que todos, en cada fase evolutiva, por lo cual, puedo
tomar cada cosa, o, realizarla, siempre y cuando pague el precio
correspondiente, en dinero, esfuerzo, estudio, trabajo, dedicación, etcétera.
De igual manera, la ley de la igualdad se manifiesta, equitativamente, en el
cumplimiento de los deberes y goce de los derechos, recibiendo, en cada caso,
la justa compensación de acuerdo a los resultados obtenidos en el quehacer
cósmico.
Sé que todo ser humano tiene el mismo derecho
de evolucionar y convertirse, cada día más y mejor, en un canal supremo de
sabiduría. A pesar de las eventuales diferencias sociales, culturales,
etcétera, tengo un profundo respeto, y amor, hacia todo ser humano, -y expresión
de vida-, por cuanto, al igual que yo, es depositario de la sublime chispa
divina del Gran Arquitecto del Universo, y todo ser, en un momento dado, ocupa
un lugar y función en el orden universal, que debo respetar, aceptándolo.
6. El
poder del servicio y la Ley de
compensación:
Tengo la percepción clara y completa de la
importancia del valor universal del servicio, en cuya práctica me desempeño,
cada día, como un poderoso canal del bien y del progreso, con lo cual, aun
cuando lo hago en forma desinteresada, pongo a trabajar, en mi favor, la
grandiosa ley de compensación, conquistando la solidez espiritual y material
que requiero para el desarrollo de mi aporte en la realización de la Gran Obra.
Cada día asimilo mejor el valor universal de
la ley de compensación, afirmándolo en mi ser, y optimizo mi sentido de la
reciprocidad en todas las cosas.
Entro en la fuente interior de la sabiduría y
del poder creativo, planteándome:
-¿Cómo puedo cooperar más útilmente con los
planes cósmicos?
-¿De qué manera puedo interpretar los valores
universales contenidos en las leyes cósmicas y cumplirlas en mi misión en la
vida, como práctica de todas las virtudes?
-¿Cómo puedo desarrollar más efectivamente mi
visión espiritual y el sentido direccional de la vida?
La visión interior que adquiere en forma
constante por medio del estudio y la experiencia, de la intuición y la
inspiración, me proporciona la respuesta inherente, siempre oportunamente.
7. El
poder de la libertad:
La percepción y comprensión del valor
universal de la libertad me faculta con el sublime atributo de ser libre de
descifrar los arcanos cósmicos hasta donde mi evolución, o estado de
conciencia, alcance, cada vez en un mejor nivel. Soy independiente y me
mantengo en armonía y cooperación cósmica bajo la égida de la justicia divina.
Con libertad, respetando las leyes naturales,
las de mi país y amante de la Patria, realizo las concepciones, percibidas por
mi mente, que debo llevar a cabo.
Ejerzo mi aptitud de la libertad para el bien
supremo, de acuerdo a la correcta visión y comprensión de las cosas, usando,
adecuadamente, el poder creativo, cumpliendo mis deberes y satisfaciendo mis derechos
y necesidades, plenamente.
Cada día desarrollo más y mejor el sentido de
la aceptación, o libre albedrío, en todos mis pensamientos, sentimientos,
palabras y actos.
He recibido –y aceptado-, del Creador
Universal, la investidura del poder de la elección y ejerzo las funciones de su
ejercicio con la visión y comprensión de la sabiduría de los valores universales
inherentes en cada caso y el poder creativo que le es inherente.
Tengo la facultad de solicitar a la vida lo
que requiero en el desarrollo de la asunción de mi obra, de acuerdo al esquema
cósmico; empero, ésta, sin yo solicitarlo, siempre me provee con tiempo de los
recursos necesarios en cada etapa de su realización.
Cada vez que me encuentro con la preparación
suficiente, la vida me presenta la nueva oportunidad, casi siempre como
situaciones por resolver, las cuales asumo con firme decisión, aprovechándolas
como medio efectivo de crecimiento personal y espiritual.
En cada acto de elección, el poder creativo
de mi mente psiconsciente actúa decretando los resultados adecuados que deben
plasmarse y, siempre, oportunamente, se expresan de la mejor manera posible.
Cada día desarrollo mis habilidades para
decidir acertadamente, eligiendo los cursos de acciones que mejor aporten el
mayor grado de certidumbre en cuanto a los resultados apetecidos y al más bajo
costo de oportunidad.
En cada decisión, sigo los siguientes pasos:
I.
Defino el objetivo por realizar, por escrito.
II.
Analizo el objetivo y lo divido en sus unidades de realizaciones
parciales en estricto orden prioritario.
III. Busco, creativamente, todas las
alternativas factibles de aportar soluciones.
IV. Evalúo cada una y elijo la mejor.
V.
Con cada elección, tomo la decisión respectiva y emprendo con
expectativa positiva la acción correspondiente, en grado suficiente, hasta
alcanzar los resultados esperados, con voluntad decidida y plena confianza en
mí, en las leyes y principios universales y en la vida.
VI. Cada vez que decido, entro,
instantáneamente, en la fuente interior de la sabiduría y el poder de mi mente
psiconsciente, activando mi visión cósmica en grado suficiente y alcanzo la
conciencia clara del curso de acción que debo elegir, optimizando mi poder de de
percepción, comprensión, elección y realización.
VII. Con cada decisión adoptada, genero
oportunamente, la visión y comprensión del qué, del cómo, del cuándo, del
dónde, del quién, del cuánto y del por qué, y el poder creativo, en grado
acorde a la magnitud de la tarea por realizar, en calidad y cantidad, de
acuerdo con la ley de la libertad de realización cósmica.
VIII.
Mi determinación, asunción del logro, voluntad tenaz y constancia,
imantan los resultados necesarios y adecuados, en cada caso, siempre a tiempo.
8. El
poder de la fortaleza:
Cultivo la fortaleza como valor universal y
virtud fundamental que permite canalizar, en mi ser, este atributo divino,
percibiendo, en primer lugar, el potencial de poder con que he sido dotado por
el Creador Universal, para afrontar con confianza la tarea evolutiva, en el
espacio y tiempo. Consciente de que por medio de la fortaleza, en realidad es
el poder creativo del universo el que estoy usando en la proporción equivalente
a mi estado de conciencia.
En primer lugar, desarrollo mi percepción y compresión
de todos los valores universales esenciales y necesarios, de manera que, en el
ejercicio y aplicación de la virtud de la fortaleza, lo haga con la guía de la prudencia,
la sabiduría, la justicia, la compensación, la igualdad, la templanza, la
serenidad, el autodominio, el ánimo contento, la dulzura, la generosidad y el
amor; de esta manera, utilizo siempre la
fuerza necesaria dentro de los justos límites de la equidad, el respeto, la
cortesía, el equilibrio y el bien común.
Con el ejercicio de la fortaleza, en todas
sus vertientes y variantes, como confianza, valor, coraje, alegría, paciencia,
tenacidad, constancia, resistencia, austeridad, comprensión y salud, entre
otros aspectos, soy siempre fuerte en el amor, en la justicia, en la verdad, en el logro de todas mis metas y
en la superación satisfactoria de todas las pruebas existenciales.
9. El
poder de la templanza:
El rasgo que denota la máxima maestría frente
a la vida es la templanza, valor universal cuyo ejercicio como virtud permite
la realización de todas las cosas dentro del perfecto y justo límite del
equilibrio total, con lo cual, expreso en mí: El autodominio, la calma
imperturbable, la serenidad, la impasibilidad, la moderación, la humildad, la
estabilidad, el ánimo tranquilo, el silencio creativo y la conciencia en paz.
Aplico
la templanza en el ejercicio del amor, de la justicia, de la fortaleza y en
todos los actos de mi vida, como en el hablar, en el comer, en el beber, en el
trabajo, en la recreación y en la abundancia.
10. El perfecto equilibrio de la belleza:
Percibo que la belleza, como valor universal,
expresa la perfecta armonía y orden de todos los elementos que intervienen en
la realización de una obra, en el desarrollo de las cualidades que ornamentan el
ser y en la estética personal y social en general.
La belleza refleja el perfecto equilibrio
universal y, silenciosamente, expresa su veredicto como valor paralelo a la
justicia; ésta sopesa los hechos y el fiel índica la suma existencial; aquella,
lo hace mediante la estética; lo externo índica la composición armónica
interna.
La belleza es la justicia estética, por lo
cual, al cultivarla en elevado grado, todas mis obras expresan la excelencia de
su valor universal, cada día mejor.
Perfecciono la belleza como virtud en el
amor, en la sabiduría, en la fortaleza, en la templanza, en la conservación de
mi cuerpo como templo divino, en el hablar, en el conducirme por la vida, en el
vestir, en los hábitos y costumbres y en todo aquello en que, la sublime
cualidad, pueda manifestar en mí, o en mis actos, la jerarquía de la luz
espiritual de la que soy cada día mejor instrumento de expresión.
11. El poder del perdón:
Percibo que, en el camino de la vida, todos
estamos en un aprendizaje constante y que la misma vida es la gran pedagoga, la
que, actuando por medio de la conciencia del ser, le hace percibir de lo que es
correcto de acuerdo a los valores universales y de cuáles deben ser las
acciones correctas en correspondencia con la práctica ideal de todas las
virtudes. Es la misma vida la que conduce, al ser, a efectuar las correcciones
pertinentes a cada situación y caso; por lo cual, en toda acción, cada vez que
perciba que alguien lleve a cabo algún tipo de conducta que en relación con mi
persona la estime inadecuada, empleo el ejercicio del perdón, como valor
universal, con la finalidad de que el mecanismo de la justicia divina, y de la
vida en general, se haga cargo de la situación, efectuando las respectivas
compensaciones, correcciones y restablecimiento de la armonía y orden
respectivos.
12. Conciencia de todo:
El resultado de cada una de mis acciones y
realizaciones, dado por la balanza de la ley de la justicia, y demás leyes
ejecutoras del amor, se manifiesta en mí como clara conciencia del orden
cósmico que me corresponde, en todo, el cual acepto y, al que debo aspirar,
acto seguido.
Comprendo que la posición alcanzada, en el
orden cósmico, genera la necesidad, el deber, y el derecho, de pasar a la
siguiente, en la escala de evolución ascendente. Tengo conciencia de dónde
vengo, donde estoy y hacia dónde voy.
Optimizo mi sentido de responsabilidad; tengo
clara conciencia de mis deberes y necesidades, así como de la forma correcta de
satisfacer estas últimas. Soy responsable de ejecutar las tareas de las cuales
tengo conciencia que deben ser realizadas y, que, una vez llevadas a cabo,
implican una compensación equivalente para mí, aprovechando, en cada caso, la
oportunidad que la vida me brinda como medio de autorrealización.
La conciencia es el asiento del Creador
Universal dentro de mi espíritu, por medio de la cual Él se comunica conmigo
usando el lenguaje de los sentimientos equivalentes a cada uno de los valores
universales, cuya expresión percibo como consciencia perceptiva, comprensiva y realizadora,
que me permite conocer el veredicto de la ley cósmica como señal de alerta en
todas mis intenciones y como sentencia en los actos ejecutados. A través de la
conciencia Él ejecuta su rol de Pedagogo Universal.
Igualmente, puedo comunicarme a cada instante
con Él, si lo deseo, usando el lenguaje de los sentimientos del amor, de la
gratitud, de la admiración y cualesquiera otros equivalentes con los valores
universales, así como por el pensamiento, en forma directa y sin
intermediarios, cuya conciencia de la unión perfecta e indisoluble que conformo
con Él se fortalece cada día más y mejor.
La conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora,
me transfiere, también, todas las informaciones que mi espíritu percibe por
intermedio de la proyección espiritual en el espacio y en el tiempo, a través
de cada una de las facultades espirituales que les son inherentes, las cuales
son transferidas a la conciencia objetiva como percepciones intuitivas, o,
también, como inspiraciones por la comunicación del pensamiento dentro del
pensamiento, de entes afines o guías y protectores espirituales.
De igual manera, la aptitud perceptiva, comprensiva
y realizadora fruto de la experiencia adquirida en incontables ciclos de vida,
permiten aflorar la conciencia que potencia mi propia autonomía como un ser de
luz.
Cada día más y mejor, tengo conciencia
perceptiva, comprensiva y realizadora de todo, en todos los niveles y esferas
mentales del Universo, de acuerdo a mi grado de progreso evolutivo.
13. El poder de la tolerancia:
Desarrollo toda acción dentro de los límites
de la tolerancia que cada situación permite, conservando el perfecto equilibrio
y la armonía con todos y, en todo.
Construyo, estimulo, creo, ayudo, tolero.
Jamás critico ni me expreso negativamente de ningún ser humano. Estoy
consciente del poder creativo y positivo que existe en los seres, y, en
silencio, privadamente, aliento, -y estimulo- a quien lo requiera.
Conozco las fortalezas humanas, por lo cual
soy exigente conmigo pero tolerante con los demás, porque sé que el mejor medio
que dispongo para ayudar a perfeccionar a la humanidad, es el de auto-perfeccionarme.
14. El poder de la disciplina personal:
Soy un Espíritu cada vez más sabio y lúcido,
con un alma armoniosa y equilibrada y un cuerpo perfecto y saludable.
Mi mente y mi cuerpo funcionan perfectamente
en todos sus niveles.
Respiro correctamente. Cada órgano y célula
mantienen su buen funcionamiento y capacidad para restablecer el equilibrio
energético, constantemente; renovándose, oportunamente.
Cada día aumenta mi conciencia de cuáles son
los alimentos –y cantidades adecuadas- que debo ingerir para optimizar la
máxima performance de mi organismo; mantener una salud robusta y estable y, una
efectiva longevidad.
Todas las noches practico la relajación profunda,
desde los dedos de los pies a la cabeza; lo hago así:
Centro la atención en cada parte de mi
cuerpo, adquiero conciencia de la misma, la relajo bien, percibo una sensación
de calor, siento el fluir de la energía y visualizo un halo luminoso que emana
de la respectiva área y, en cada órgano que deseo fortalecer, hago una
inspiración contando seis y retengo el aire –pulmones llenos- contando
veinticuatro, visualizándolo, al mismo tiempo, en perfecto funcionamiento. Al
terminar, visualizo escenas de calma y armonía de la naturaleza. Duermo y
reposo profundamente, recuperando la energía vital suficiente.
Cada mañana practico el ejercicio adecuado y
realizo diez respiraciones profundas, reteniendo el aire, durante 24 segundos,
cada vez.
Aquí y ahora, se establece, en mí, la salud
perfecta a nivel físico, mental y espiritual.
Mi mente psiconsciente mantiene,
permanentemente, la óptima salud, normalizando, automáticamente, todo lo que
sea requerido, conservando en el mejor nivel mi equilibrio vital, vigor,
energía, fortaleza física, mental, emocional y espiritual y juventud ideal.
Controlo las imágenes mentales y la optimización
adecuada de mi potencial creativo. Mantengo la salud anímica a través del
cultivo de las emociones positivas, inspiradas por elevados sentimientos de
amor, justicia, bondad, fortaleza, fe, autodominio, serenidad, perdón, paz,
tolerancia, prudencia y equilibrio.
Potencio la lucidez de mi espíritu; mantengo
perfecta sintonía con las fuerzas cósmicas adecuadas y acoplo mi acción con los
planes universales.
Me yergo espiritual, anímica, intelectual y
físicamente.
Desarrollo mi capacidad de trabajo,
incrementando, cada día más y mejor, la productividad y resultados económicos
de mi actividad profesional, cuyo uso optimizo.
Actúo con auto-confianza, valor, prudencia,
templanza, ánimo contento, comprensión, autodominio, serenidad, perseverancia,
decisión firme, humildad, paciencia y conciencia de lo justo. Guío a mi familia
con afecto y dignidad, propiciando su máximo bienestar y desarrollo,
constantemente.
Alcanzo el equilibrio perfecto entre estudio,
trabajo y descanso.
Me comunico excelentemente. Escucho con
empatía. Armonizo mi vida con el Creador Universal y desarrollo mi capacidad
para tratar con las personas y todas formas de expresión de vida, con el fin de
participar efectivamente en la realización de la Gran Obra de la evolución
cósmica.
15. Claves
de las grandes realizaciones:
Conozco y aplico las claves que permiten las
grandes realizaciones, por lo cual:
I.
Llamo y me abren: todas las puertas que deben ser abiertas, y la
cosmogonía.
II.
Doy y recibo: el amor y la totalidad de lo que corresponda en cada
etapa, en el eterno presente.
III. Amo y descubro: la sabiduría.
IV. Busco y encuentro: la verdad universal,
en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida, en la eterna polarización del
Signo Más, en el eterno presente.
V.
Pregunto, a mi mente psiconsciente en conexión divina, tres veces, en la
fuente interior de la sabiduría y del poder creativo, y obtengo: La respuesta a
todas las preguntas y la comprensión y luz espiritual, en cada caso,
oportunamente. Igualmente, el impulso creativo y realizador para culminar la
realización de cualquier objetivo prioritario, en tiempo oportuno, siempre.
VI. Pido y la vida me concede: La oportunidad
de cooperar en la realización de la gran obra de acuerdo con los planes
cósmicos y a mi propia capacidad de asunción de objetivos.
VII. Percibo mi lugar en la vida y tomo:
posesión del mismo, por medio del servicio.
VIII.
Trabajo con efectividad y capitalizo: La compensación y el respectivo
salario cósmico.
IX. Estudio los valores universales y
amplifico: Mi visión cósmica.
X.
Perdono y logro: La auto-liberación y por la acción de la ley divina, la
respectiva compensación cósmica.
XI. Practico y adquiero, gradualmente: La
experiencia y la auto-maestría en el ejercicio de todas las virtudes.
XII.
Actúo y tengo: El poder para hacerlo.
XIII.
Persisto y llego: A la meta.
XIV.
Visualizo los resultados finales realizados y abro: El camino interior
para su logro.
XV. Aplico mi voluntad en cooperación con los
designios supremos y alcanzo: La armonía cósmica.
XVI.
Apunto a un objetivo a la vez y: Uno a uno, los realizo todos,
oportunamente.
XVII.
Comprendo la ley de la provisión divina y acepto: La abundancia que me
está asignada, periódicamente, administrándola cada día mejor.
XVIII.
Aquí y ahora se establece el orden divino de acuerdo a los planes
trazados por el Gran Arquitecto del Universo. Hecho está.
16.
El poder de los hijos de la luz:
En mi avance por la existencia humana, en el
eterno presente, aplico las cuatro claves o símbolos de la Esfinge, las cuales
son:
1)
La cabeza humana de la Esfinge, como símbolo
del saber que otorga la visión existencial y del universo;
2)
Las alas de águila, en representación del
querer y de la voluntad indispensables
para emprender toda acción para ascender en la espiral evolutiva;
3)
Sus patas y pecho de león, que otorgan la
fortaleza para osar en descifrar los arcanos universales y realizar la propia
cuota de servicio en la Gran Obra;
4)
Y, la parte posterior e inferior de toro como
expresión máxima del poder, que solo en
el callar es posible alcanzar.
SABER
A través del saber, tengo conciencia, en todo
momento, de la dirección correcta a seguir y de lo que conviene hacer. Tengo
claro, en la mente, el objetivo básico de la vida, y, concentro toda mi fuerza
creativa para alcanzarlo con éxito. En su realización, sé:
QUERER:
Soy un canal del poder supremo y creativo del
universo y lo aplico para realizar tanto mis propios objetivos como para
ayudar, a través del servicio, a mis semejantes, a la Patria y a los hijos e
hijas de la luz, de quienes, con sano orgullo y amor, formo parte.
La clave superior para aplicar, creativa y
efectivamente, dicho poder, consiste en querer intensamente realizar el
objetivo o proyecto concebido y visualizado en la pantalla mental.
Aprendiendo, cada vez en un mejor nivel, y
usando el arte y el poder de querer,
puedo:
OSAR:
A dar el primer paso, emprendiendo la acción
decidida, firme y perseverante, en el espacio y en el tiempo suficiente, que ha
de conducirme a la anhelada meta.
Afrontando la realidad con serena confianza,
calma imperturbable y expectativa positiva;
mostrándome impasible frente a lo desconocido y al enigma que, periódicamente,
me toca descifrar.
Sigo siempre adelante, aplicando mi
conocimiento, prudencia, sentido de la justicia, fortaleza, templanza y
creatividad frente a toda situación y efectúo la realización de la gran obra, que, en cada etapa, me compete en los planes cósmicos, cada vez
en un mejor nivel.
Aprendo que, después de saber, querer y osar,
como regla máxima y suprema que evidencia mi filiación de la Luz Universal,
debo:
CALLAR:
Callando, hablan mis obras, virtudes, poder y
sabiduría, con humildad, dulzura, armonía, serenidad, paz, gratitud y amor,
porque, recuerdo siempre que, en silencio germina toda semilla en el seno de la
tierra y realiza su obra la Naturaleza.
¡Que el Creador Universal proteja, ilumine y
guíe a los hijos de la luz y a toda la humanidad, en el cumplimiento de su
misión cósmica y en la perfecta expresión de la vida, de la luz, del amor, de
la sabiduría, del orden, de la armonía,
de la justicia, de la fortaleza, de la templanza, del equilibrio, del progreso
y de la Paz Universal, aquí y ahora. Hecho está.
Adelante.
Ahora, que he leído y meditado Sabiduría de los hijos de la Luz,
conservo en mi archivo espiritual, a nivel objetivo y subjetivo, la totalidad
de su contenido y, en conexión con la Inteligencia Infinita del Universo, cada
día percibo mejor la amplitud y profundidad de cada uno de los valores
universales aquí reseñados y de otros que les son inherentes, cuyo uso y
aplicación efectúo en la realización de mi obra y en el perfeccionamiento de mi
ser, adquiriendo más elevados estados de conciencia y niveles de percepción y
comprensión, en la espiral evolutiva de la Rueda de la Vida y en el cumplimento
de mi verdadera misión cósmica.
Cada vez que requiero cualquier clase de conocimiento aquí reseñado u
otro de cualquier índole, instantáneamente entro en el nivel psiconsciente de
mi mente, en la fuente interior de la sabiduría y del poder creativo, en
conexión divina con la Inteligencia Infinita del Universo y percibo,
intuitivamente, la idea precisa o conocimiento que requiero, oportunamente. Hecho
está.
Con cada lectura y meditación de Sabiduría de
los hijos de la Luz, desarrollo mi ser en perfecta correspondencia con todos
los valores universales y virtudes inherentes, con facilidad y naturalidad.
Hecho está.
-Salve,
oh hijo de la luz;
haz tu
obra con amor,
y,
contribuye efectivamente
en la
evolución cósmica
y sus
tareas inherentes
por
realizar!
¡Déjate
guiar por la luz
y la
sabiduría divinas!
¡Busca
tu orden cósmico
en el
quehacer universal
y
encuentra tu misión en la vida!
¡Ten
prudencia, sabiduría,
confianza,
valor, fortaleza,
templanza,
calma imperturbable y serenidad;
ciñe
todos tus actos a la justicia!
¡Que en
tu faz se refleje la belleza del amor;
la
armonía del equilibrio
y del
perfecto orden!
La paz
de la conciencia tranquila
te
permita apacibles sueños.
¡Cumple
tu misión cósmica,
y todo
lo demás te será dado por añadidura!
¡Actúa
como si, ya, hubieses alcanzado,
el
objetivo programado,
y
percibe como profundas fuerzas interiores
emergen
impulsándote hacia tu universal meta!